"El esfuerzo tiene su recompensa"

Me suelo levantar bien temprano, me pongo ropa deportiva y salgo a correr, mientras bajo la calle me pregunto el porqué de esta acción,  pero sé que hay que esforzarse para conseguir algo, hay que ponerse en marcha para alcanzar aquello que anhelas, paso a paso empiezas a sentirte mejor. Aunque las piernas no te responda ese día, tu mente va despejándose y empiezas a ver las cosas de otra manera.

Entrenar para sentirte mejor, para coger un poco la forma , para sentirte bien, pero también para poder hacer judo con mis alumnos/as. A pesar de ponerme el judogui todas las semanas se tiene nostalgia de esos tiempos en los que entrenar era todo y robabas tiempo a los días para entrenar y estudiar buscado ese sueño, disfrutando con lo que haces.

 

Esa es la mentalidad que intento inculcar a mis alumnos/as, hacer judo desde la diversión y hacerlo por mejorar como persona y como deportistas. Ese esfuerzo a la larga tendrá su recompensa ya sea en el tatami, en la competición o en la superación personal, ese esfuerzo en si es la mayor recompensa que obtenemos, el saber que no me he  derrotado, la derrota me la produzco yo, nuestro rival simplemente me vence, pero si me hundo y no me supero me he derrotado, hay que superar la  desidia, el hastío y la desgana para evitar la derrota.

 

Como entrenadores debemos potenciar en los alumnos/as  se superen a la derrota, con trabajo, sacrificio  y esfuerzo, alguna que otra charla y comprensión, no está de mal una pequeña reprimenda pero nosotros somos los que vemos como están nuestros deportistas y hasta donde podemos pedirle.

Eso nos enseña el judo, me tiran caigo y me levanto e intento y vuelvo a agarrar para intentar que no me tiren, pero si me tiran, es lo primero que me han enseñado a levantarme y volver a estar dispuesto a intentarlo, ya que esa caída me va a ayudar a mejorar para evitarla la próxima vez. La caída en  judo es como los malos tragos de la vida, no me derrota me hace más fuerte.

 

Estamos levantándonos y de nuevo volvemos a agarrar y ya evitamos  que nos tiren, luchamos por seguir de pie, a pesar que no controlamos todas la contingencias, como digo: "El esfuerzo tiene su recompensa".